lunes, 18 de agosto de 2014

El mejor momento

Para Micaela en su segundo aniversario 18-08-14
Estamos jugando. Yo sentada en el suelo mientras ella cocina.
Terminó, sirve y me entrega el plato repleto de fideos... Como supone que le falta sal y pimienta, le agrega en forma escandalosa. Me río mientras exagero, por lo salado, y me lleno de aire la lengua, por la pimienta...
Ingiero todo, no dejo nada... Estaba riquísimo.
Retira mi plato y se apronta a lavarlo cuando veo que se moja la manga de la remera. Cuidado!! le digo casi en un grito... Sus ojos se ríen y se arremanga.
Pone a secar los platos y me sirve un huevo frito. Vuelve a insistir con la sal y la pimienta. Le gustan mis gestos exagerados...
El huevo estaba sabroso y otra vez lava los platos... Limpieza a seco que le vuelve a mojar las mangas.
En este momento parece que terminó el almuerzo... Por un rato basta de fideos imaginarios y huevos de plástico...
Se sienta a mi lado, se aprieta contra mí, apoya la cabecita en mi brazo, la inclina lentamente sobre mis piernas... Quisiera que el instante fuese eterno... Pero surge otro juego... “Econdida abela” y ahí estoy detrás de las puertas o panza abajo en el pasillo del costado de la cama... Ése que está del lado opuesto a la entrada, para que tarde más en encontrarme...
Escucho, “uno, tes, dos, cuato”... Ya sé, ¡se me acabó el tiempo!   y ¡¡sólo llegué hasta el baño!!...
Gracias a la vida que me ha dado tanto.