viernes, 20 de abril de 2012

Dispuesta a todo



Una de la mañana en Mar del Plata…
Tal vez, las dos…
Con la vista fija en el horizonte,
comienza a caminar hacia la mar…
“Morir como tú, Horacio, en tus cabales,
y así como en tus cuentos, no está mal;
un rayo a tiempo y se acabó la feria…”
Las primeras sales tocan sus pies
¡Padre que le diste la melancolía,
y el nombre!
Nombre que indica el camino…
“Dispuesta a todo”…
Los dedos de sus pies
comienzan a deformarse
tapados por el agua…
Dispuesta a todo.
No se siente humillada
como aquella vez…
Cuando le hicieron notar que el libro,
ese que “leía” moviendo los labios,
estaba al revés…
Pantorrilla mojada…
Cuatro años
y tener que llorar
detrás de la puerta por sentirse descubierta…
Frescura de mar…
Los primeros años de su vida
fueron insoportables
por su intenso desarrollo sensorial…
No se debe “sentir tanto” en esta vida…
Exceso de sentimiento,
pecado de soledad…
Entre los suyos, logra remediarlo…
Mil novecientos treinta y ocho,
pudiendo tener el mundo en sus manos
el cáncer la acecha…
Le manotea la vida.
El mar de octubre la envuelve…
¿Siente frío?
Los libros fueron su ropa
siendo dueña de las palabras…
El agua avanza sobre su cadera
Presiente a su hijo…
A sus amigos poetas,
a Alfredo y Alicia,
Gabriela y Juana…
Una ola la empuja…
Federico le sonríe con su cara de niño…
Cae…
En ese torbellino, piensa en Quiroga...
Porque aquella vez...
Aquella vez,
no estuvo “Dispuesta a todo”…

Alfonsina Storni  29/05/1892 – 25/10/1938

martes, 17 de abril de 2012

Manuel



Lo recuerdo así, frente al espejo... El que estaba sobre la pileta donde ella lavaba ropa... Se humedecía los dedos, tocaba el jabón y, en movimientos suaves, envolventes e intermitentes, enroscaba la punta de sus bigotes...
Esta operación era realizada varias veces al día... Acercaba su cabeza al espejo, la alejaba, miraba su cuarto de perfil y, cuando consideraba que terminaba su tarea, una sonrisa iluminaba su rostro con todas las chispas de su Valença... Daba media vuelta caminando despacito, arrastrando su pierna, se sentaba en el borde de la cama...
Es que el abuelo Manuel tenía un problema de caderas, resultado de una caída al vacío desde unos cuatro metros de altura cuando su hijo menor era recién nacido. Eso me lo contaba en su mal hablado castellano...


Historias de amor también me contaba...
- Menina, tua avó... Tua avó, (suspiraba) flor de maio quando moça! (1)
Estas conversaciones se daban cuando teníamos “nuestros momentos”, después de terminar con sus bigotes... Él sentado en el borde de la cama y yo echada a sus pies...
Yo lo escuchaba y repetía, “ninha avó era flor de máio” (2)


La abuela pasaba sin mirarlo... Y él levantaba un poco la voz cuando lo decía.
Entonces, airada, la abuela respondía -su voz zumba en mis oídos:
- Caia Manoel, a niña é pequeña... (3))
También recuerdo el día que el abuelo se puso agua oxigenada en el cabello...
- Sabe que pasa neguita? tua avó, olha aos loiros... (4)
Fue cuando no entendí bien por qué, pero la abuela tiró el plato de sopa que acababa de servirle... Me dio miedo su reacción -ya que ella era todo risa- cuando a los gritos le contestó:
- ¡¡¡Fui al médico con tu hija!!!


Hoy, organizando mis fotos, encontré una de la familia... Fue tomada en uno de sus últimos  cumpleaños... Sentí una ternura infinita, y lo imaginé -si no se hubiesen aventurado a atravesar el Atlántico- cruzando el Río Miño a nado a los 84 años para ir a verla, como cuando eran adolescentes...
Porque el abuelo Manuel amaba a la abuela como en aquella época...


No lo había pensado antes... Tal vez cuando nos dejó, resolvió quedarse nadando en el Miño...


Yo encuentro un hilo conductor entre los hombres de mi vida: mi abuelo, mi padre, mi hijo...


10/01/2012


(1) Niña, tu abuela... Tu abuela, (suspiraba) era flor de mayo cuando era moza!
(2) “mi abuela era flor de mayo”
(3) Calla Manuel, la niña es pequeña...
(4) Sabés que pasa negrita? tu abuela, mira a los rubios...

jueves, 12 de abril de 2012

Te espero…



M ientras sueño en silencio tus manos,
I ntento sentir tu mirar.
C laro de luna en mi cielo,
A ntorcha piloteando mi paz.
E speranza certera que vibra.
L uciérnaga abriendo senderos
A yudándome a cabalgar la mar…

G loria de saberte en camino
I ncandescentes mis brazos te sueñan
U lulando en noche de hadas…
L uciendo sonrisas para tu abuela…
I rreverente a costumbres adultas,
A nunciarás amaneceres de cuentos…
N otificando la claridad del día, como
A londra de plumaje al viento.

11/04/12
Imagen: Cazando lunas
http://www.siemprefeliz.com/profile/SalustinofloresHerrera

martes, 10 de abril de 2012

Soñé un abrazo


Estaba caminando sobre las hojas que desprendió el otoño cuando unas manos suaves, fuertes, tomaron mis hombros y me rodearon con cariño…
Los dedos mudaron en plumas y me sentí envuelta en sedas… La travesura de una pluma desubicada acariciaba mi cuello con movimientos circulares… Giré… Estabas ahí…

Ojos color miel, recorrieron mi rostro con dulzura y brillo de estrellas… Se posaron en mis cejas… Una pluma marrón bajó mis párpados… Graciosamente los labios de “mi abrazador” se transformaron en pico… En un picoteo tenaz con besos chiquititos, recorría mi cara… Sentí una pluma en mis labios y esbocé una sonrisa placentera… Así, envuelta en sedas, con los párpados bajos, sonriendo, con piquito en las mejillas y miel en los labios, comencé a acurrucarme… Me hice pequeñita, etérea… Mis brazos mutaron en muñones de los cuales crecieron alas… Me deslicé entre las plumas que me abrazaban… Eché a volar y fui gorrión.

30/03/12
Imagen: Mujer y Pájaro
Matías Palau Ferre

jueves, 5 de abril de 2012

Atilio


Te vi inerte…
La medicina te da vida…
Tus ojos gastados…
No los dominás…
Así no…
Esos no son tus ojos…
Tus ojos son otros…
Tus ojos son inmensos
tienen el color del mar…
Cuando estás bravo
son verde oscuro.
Reflejan el color del cielo
cuando la paz reina en tus días.
Siempre como estrellas
alumbrando mi camino…
Mi hijo los recibió de herencia,
el color,
la mirada…
Te vi inerte
¿Dónde están las estrellas?
Con ojos gastados no…
No puedo verte…
Si hasta el cielo lloró largo
y apedreó la tierra…
Los años apagaron tus estrellas…
Pero no tus risas,
tus chistes,
tus bromas…
Tu aguda lucidez…
Nuestro afecto intacto…
Siempre el jazz
será música de fondo…
Con mi tristeza infinita…
Te veo satisfaciendo
mis caprichos infantiles.
Tío soltero
peinado de trenzas
por la sobrina inquieta…
Trenzas atadas con moños rojos…
Tío querido comprando juguetes…
Tío guía,
protector…
Te vi inerte…
Tuve ganas de gritar…
Pedirle prestadas al cielo
las piedras gigantes
para agujerear la tierra…
Así no...
Louis Armstrong con su trompeta
y su voz ronca...

Satchmo en los discos de pasta
de la antigua vitrola...
Melodía eterna que te traerá a mi alma...
Así no...

Y el cielo se derramó en lluvia.


04/04/12