domingo, 11 de marzo de 2012

Trocito de vida

Lo conocía del barrio... A veces nos saludábamos...
Cuando comencé la escuela secundaria lo vi con más asiduidad... Hasta que la frecuencia se hizo diaria en esos viajes mañaneros que nos llevaban hacia nuestras escuelas.
Detecté que para poder recibir su sonrisa, debía estar en la parada del colectivo a las siete en punto. Ahí estaba, con mi delantal tableado y tiritando..…
Al comenzar segundo año conversábamos en los viajes. Le comenté de mis dificultades en francés y las posibilidades de un examen en diciembre. Te preparo, me dijo. Estaba cursando el quinto nivel en La Alianza Francesa…
Comencé a frecuentar su casa, mi materia lo exigía y la aprobé sin esfuerzos.
El año siguiente fue algo negativo... Cuando lo veía, transportaba pesados libros de Anatomía, de Fisiología… y yo con mi delantal tableado estudiaba la Anatomía de “dos Santos Lara”.
Poco conversábamos, demasiado poco…
Terminé el secundario y me inscribí en la Universidad Nacional de La Plata, me esperaban otros amigos... Su sonrisa siempre me perseguiría…
No pasó mucho tiempo cuando llamó a mi casa, había rendido la última materia y harían una fiesta... Quiero que vengas, sos mi invitada.
Estuvimos toda la noche de la mano… Cuando la tranquilidad lo dispuso, escuchamos un concierto para violonchelo de Vivaldi... Me acompañó a mi casa... Con nuestro único beso sellamos el próximo encuentro. Apenas solucione los problemas para la residencia vengo, me dijo.

Cuando volvió, trajo unos discos con conciertos de Vivaldi...
Yo estaba discutiendo en mi casa sobre el “Mayo Francés”, los pensamientos de Sartre y “Los condenados de la Tierra” con quienes serían mis compañeros de ruta...

Vivaldi fue siempre mi músico preferido... Si alguna vez la vida me cruzara con el dueño de “Gloria en Re mayor” o el “Concierto para mandolina”... Sé que, después de ascender al infinito y tocar el cielo de Antonio, podríamos decirnos chau y volver a vernos dentro de veinte años…

20-05-2010

15 comentarios:

  1. Qué buena anécdota y que maravilla "Las cuatro estaciones".

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    1. Pensar que a los 12 ó 13 años "es la vida"... luego un dulce recuerdo.
      Gracias por pasar

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  2. Linda historia, Hilda, muy linda, te imagino tiritando de frío o de la ansiedad de la espera...o de ambos. Sin llevar el delantal con tablitas, cosa imposible, igual me identifico en esa ficción dulce o dolorosa que son los recuerdos de la adolescencia. Coincidimos en Vivaldi, no es raro, pero yo tuve mi época mozartiana mucho más fuerte, me atraía el aspecto formal e innovador, eso de anunciar lo que le seguiría, pero con Vivaldi uno siempre se reencuentra, es un clásico.

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    1. Hola Profe, es que nosotras, alumnas de "La Escuela Normal" éramos más pulcras (y mejores) que "las del comercial"... por eso, delantal con 3 tablas, cuello alto, sin lazos en el cinturón, zapatos abotinados y cabello bien atado en la nuca. ¿la rebeldía? soltarse el cabello o desatarse el moño del cinturón... jajaja
      ¡Cómo nos marcaron!
      A veces, recordando, uno se hace mimos ¿no?... y así vamos haciendo nuestra estructura...

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    2. me acuerdo Hilda, vivía para esa época, supongo, mas o menos, sin precisar...es un tema sensible, en Tucumán y Ayacucho a metros del Normal 1. Blancas palomas nada fáciles de cazar para los halcones...Prefiero recordar eso, lo "superficial", porque el tema de cuánto han destruido a la educación pública los privatistas de derecha "liberal", los privatistas de derecha católica y los modernizadores "progresistas" es un tema demasiado triste y largo para ponerlo en un comentario.

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    3. Normal 1 "Mi Escuela" de primer año, después pasé al 11 que era igual pero más cerca de mi casa... (siempre mejores que los comerciales jeje ¿nos domesticaban mejor?)
      ¿Qué pasaba por la calle Ayacucho? en esa época no me enteré porque "mi consigna" era:
      "Vos no vas para las calles de atrás, vas por Córdoba derechito hasta Callao y tomás el subte".
      De "puro marcadita" nunca fui a las "calles de atrás"...

      En el ahora, debemos pensar aunque nos de tristeza, hace falta una real política de cambio en las escuelas. Pero... ¿quienes la llevarían adelante? ¿Docentes con mentalidad privatista?
      Sería lindo preparar alumnos para un desarrollo superior... pero ¿Si el título secundario lo precisan para reponer en supermercados?
      ¿Cómo se hace Profe para romper el círculo?...
      (viste con que elegancia zafé la época jeje?)

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  3. Extraño romance cultural de dos adolecentes, no explicaste bien el final, ¿se volvieron a ver? o aún no pasaron 20 años.

    Un abrazo

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    1. Fue una relación extraña que "perturbó" mi pubertad y adolescencia... Una historia de acercamiento-alejamiento...
      De adulta volví a verlo, pero la historia terminó ese día que vino a casa con los discos y estaban mis amigxs... parece que no le gustaron ya que no "entraban en sus esquemas"... Tal vez yo tampoco porque un año de facultad te transforma... Lo cierto es que se terminó para mí también...

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  4. !Qué bueno poder poner en palabras estos amores!
    Cuando estábamos más allá de tantas cosas...
    !Qué no íbamos a dar cuenta que nos formateaban la conducta, los amigos, la vestimenta ...!!
    Pero estas historias quedan, guardaditas, con la esperanza de volver a ser por un ratito mariposas en estómago y fresquete en las rodillas.
    Gracias por la emoción.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Gracias Marce por pasar y por emocionarte... Es una historia mínima que yo veía gigante...
      Pensar que estábamos más allá de todo y ni siquiera habíamos llegado al inicio...
      Los adultos sabían formatear antes que el término fuese de aplicación masiva...
      Un beso

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  5. Hilda, descubro tus letras por Roberto, y que hermosuras me encuentro, muy bonito tu blog, me quedo aquí si me lo permites...yo también adoro a Vivaldi...su música es incomparable...ains cuanto me gustan los clásicos.
    Un abrazo, te doy follow ya mismo!

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    1. Gracias por pasar y por tus palabras. Pasaré a visitarte.
      Un abrazo

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  6. Qué síntesis para narrar un cúmulo de sentimientos profundos, el amor en los años verdes, me dejó un sabor y un aroma parecido al que despiden los árboles de las calles de la ciudad de La Plata.

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    1. Es que los árboles de la ciudad de La Plata no tienen parangón... Cómo gasté mis zapatos caminando esas calles!!!!!
      Gracias por dejar tu huella de bonitas palabras.
      Un beso

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  7. Gracias por dejar tu huella de bonitas palabras. Estaré visitándote.
    Abrazo

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