
que deslumbró mi corazón.
La luna estaba cautiva,
cautiva en la sinrazón.
Brillante eran los barrotes
que aprisionaban hasta su voz.
Le crecieron brazos poderosos
fuertes como los de Sansón.
Pero no podían tocar las rejas,
porque eran de rayos de sol.
Juanito, alzó la vista
y, al verla,
una lágrima se le escapó…
Después,
un torrente inagotable
una inmensa mar formó.
Montada en una ola gigante
una sirena no dudó.
Mientras juntaba agua salada
a la luna sonrió.
Aún sabiéndola desahuciada,
con el agua en las manitas,
estiró los brazos
y se la ofreció…
La luna abrió
sus inmensos dedos
y un arcoiris se formó...
Los barrotes aplaudieron
y la luna se escapó.
21/12/2011
Imagen: Antonio Berni
Juanito Laguna y la aeronave