lunes, 31 de enero de 2011

Refugio

Después de la locura infinita, cuando comienza a imponerse la razón y los sentimientos pierden la batalla que se te ocurre final…
Cuando las palabras comienzan a reír mientras el alma simplemente solloza una garúa fina, fría y permanente…
Cuando aquella risa sin parar y sin motivos que indicaba el toque mágico del momento se apague lentamente y la cordura aparezca en tus ojos...
Cuando empieces a abandonar a Alfonsina o a Alejandra y te veas solamente sartriana…
Cuando comiences a vestir otra vez la coraza, esa que sólo descubren los que comparten con vos algo más que el intelecto…
Cuando ese estado dure mas de lo estrictamente necesario…
Corre, escóndete, sálvate, que no te alcance el viento helado de la noche de los sin sueños…
Buscá refugio.
Colgate de la cola de una cometa.

martes, 25 de enero de 2011

Acuarela

1.
Descanso en la clase de Estadística, ¿Vamos al cine? Pero la película la elijo yo… Sin opción. Quería salir con vos y era la única manera. Nos dirigimos al Lorraine, cuando terminó, caminando por Corrientes llegamos al reducto. Entramos. Unas diez mesas ocupaban nuestros amigos. “Nuestro lugar”, “cuna de cultura” al decir de Francisco…
Nos encontrábamos para discutir desde los poemas de Miguel Hernández hasta el teatro de Michael de Ghelderode pasando por la cultura de su Flandes, la carta de Perón al gordo John William Cooke o sus textos. Todo nos venía bien.
¿Vieron una de vampiros?... Lean sobre Vietnam, ahí encontrarán a los vampiros… Vampiros que despojan de bienes y cerebros… Se alimentan de ideas, succionan cerebros… Como los vietnamitas, yo tengo la ristra de ajos… Los vietnamitas se comieron a los vampiros… ¿Existen los vampiros?... Risotada de todos… Son leyenda… ¿Y los murciélagos?... Lucía, nunca entendés las metáforas… ¿Te la explico?... Los vietnamitas los hicieron bolsa…
Salimos a Corrientes después de ultimar detalles de “La Farsa de los Tenebrosos” ¡Qué linda la Avenida! Era nuestra. Todo el espacio era nuestro…

2.

Desbande general, no más Corrientes…

3.
Volvimos un invierno frío con “Teatro Abierto” en “Teatro del Picadero”. Vibramos con “La Negra” en “El Ópera” ese jueves del 82, cuando estallaron nuestras voces… “Cantando al sol como la cigarra después de un siglo bajo la tierra”. Salimos del exilio autoimpuesto.
Ya en democracia gritamos el Nunca Más… “Paso a detallar a continuación el sucinto informe que usted demandó; duele a mi persona tener que expresar que aquí no ha quedado casi nada en pie.” Entre muchas otras cosas, nos robaron “La Paz”... Por eso hoy, al salir del cine después de ver “Caballos Salvajes”, resolvimos regresar.


Las mesas no son las mismas. Nos sentamos en el lugar de siempre y pedimos nuestro café.
Los nuevos habitantes llevan corbata o elegante sport. Las chicas impecables oliendo a perfumes importados. Las mesas no tienen la pilas de libros con “orden de libros que son usados” como las definía Daniel… Tal vez haya algún “Código Civil”. Como tengo los ojos nublados, no alcanzo a distinguir… Tampoco están los ceniceros que vaciábamos cada vez que venía… ¿Cómo se llamaba el mozo?... Ahora los espacios cerrados son “espacios libres de humo”, ¡Ahora que dejamos de fumar luego de tantos intentos!
Nuestras miradas se encontraron varias veces, no pudimos hablar. Lo que marca la diferencia es sustancial, la ausencia de los nuestros, algunos de los cuales fueron muy bien recibidos en Lázaro Cárdenas, Barajas, Frankfurt u otro lugar de paseo obligado.

4.

Salimos otra vez a Corrientes, la encontramos desabrida. Los hambrientos esperando el cierre de las pizzerías para recibir el único alimento diario... Nuestros pasos aminoraron la marcha. Fue cuando recordamos nuestra primera salida al cine Lorraine. Esa donde fuimos a ver “La danza de los Vampiros” en un ciclo de Polanski… Esa que tenía siete u ocho años y yo desconocía… Esa que vos elegiste porque yo era capaz de ver ¡cada cosa!
Al cruzarse nuestras miradas, al unísono dijimos “Somos Leyenda” para estallar en una carcajada.

5.
Nuestras risas están intactas.

lunes, 10 de enero de 2011

Juego

Madrugada… Alrededor de las cuatro. Estábamos en la casa de Sergio, en el patio. Noche de luna brillante, redonda como un plato… La luna comenzaba a alejarse ¿para qué queremos plato si no tenemos comida?, carcajadas por la salida de Elsa, no necesitamos comida vinimos por la colección de Sergio… Los mates iban y venían, amargos, dulces en dos mates diferentes… Todo ocupado con almohadones, piernas y “Pinacotecas”, la mesa, el suelo… Sergio había comprado la colección con el aguinaldo… Un lujo...
Con el placer del encuentro y los libros nuevos pasaba la noche sin preocupaciones... El perro negro dueño de casa, Tupac, husmeando y tratando de compactar las miguitas de los sánguches. Sergio pensaba que iba a ser bravo y defensor de sus dominios, nos dijo, por eso su nombre… El pobre, a pesar de su tamaño, no era más “agresivo” que un caniche toy.
Estábamos con Goya, con las pinturas negras… ¿Cómo las habrán pasado de la pared al lienzo?... Obra del demonio… A Daniel se le ocurrió, ¿y si representamos las pinturas?... Ahí nomás surgió el sí delirante de la noche de amigos.
Empecemos por la mas fácil, “Hombres leyendo”, como siempre compañeros, dice Elsa riendo, a ver, cualquiera, cualquiera … Vos, hacé el que parece ciego, ponete los lentes… ¡Qué pronto lo logramos!… Y, esa pintura son ustedes hermanos… Risas, aplausos enardecidos, traé la cámara vale la foto…
“Viejos”… Quienes se proponen… Vos sos el de la cuchara, andá a buscar una. Vos Flaquito el otro… Sí ya estás cocinado, si sos el cadáver, tu cara da… La cuchara así no, mirá bien el ángulo… No, el dedo apunta para vos, ponelo bien, con una túnica quedás igualito. Flaco, encorvá la espalda, el plato ponelo… Otra vez la luna, risas, pero de sopa, dijo Silvia... La mirada, modifiquen la mirada… Más espantada, que modifique el rostro… Piensen, ¿Qué piensan los viejos? ¿Por qué esa cara?, pregúntense vamos… Preguntemos todos así lo captan, ¿Quién pregunta?… ¡Eso! un brochazo enérgico, de espanto… Logrado… La foto, el aplauso final. Mates…
Con “Átropos” tardamos en ponernos de acuerdo, ¿Que traen las parcas en sus manos? Un ángel, ¿Cómo van a traer un ángel? ¿Es un Faustito? La otra tiene una lupa, sí para buscar inocentes… Vienen de noche, es más propicia… Apaguen la luz del patio… No, no da, dice Silvia… Las risas cada vez más espaciadas, ya casi no existían… Entonces sigamos por “Duelo a garrotazos”… Podemos poner movimiento, actuarlo… Sin reglas, es interpretación libre y se sigue sin interrupción… Sergio y Esteban…
Elijo ese palo… Yo el martillo… Apagá la luz del pasillo, con la luna alcanza… El mate en el suelo, no daba para la cebada, había que estar atento… Nadie quería perderse nada… El palo golpeó al martillo en un ruido seco, Esteban corrió a recuperarlo cuando sintió un golpe en su hombro… ¿Qué hacés? ¿Estás loco?... Estamos en la “Quinta del Sordo” no se puede hablar… ¡Basta, me cansé! ¿Me das un pucho?, fue a fumarlo a la vereda. Nosotros continuamos… Había tensión suspendida en el ambiente… Esteban levantó el martillo… Se asomó Silvia y, tirando una bocanada de humo, opinó: Si hubiesen logrado vender las pinturas de la “Quinta del Sordo”… No digás pavadas, no estarían en “El Prado”… Daniel estuvo agresivo con la respuesta…
Ahora hacemos “Saturno devorando a un hijo”, Julián vos sos Saturno… Tupac ladró, Silvia se levantó inquieta, temblando… Con cara de viejo de Goya dijo alguien, llaman, nadie había oído nada, Daniel la tomó del brazo, ella se desprendió y fue hacia el pasillo, fue cuando escuchamos: ¡no, no puedo! Luego el golpe seco de su cuerpo al caer… Todos corrimos, Daniel hacia la calle, ¿entró alguien?, prendé las luces… Sergio al teléfono, primero al 107 después al 911, gritó Esteban…
Sonido ensordecedor de sirenas, médicos y policías confundidos… Silvia en el suelo…
Al regreso del sepelio todavía estaban los libros en el patio…
En el abrazo compartido no logramos asimilar el resultado de la autopsia: Infarto de Miocardio...